Este mes de octubre he tenido la oportunidad de vivir de cerca muchos de los actos que se celebran con ocasión del Día Mundial del Cáncer de Mama. A las cosas malas hay que buscarle lo bueno, y un susto en mi proceso de recuperación ha hecho que esté de baja en el trabajo y por tanto tenga más de una mañana libre...
Y en esos actos, la mayoría en el Hospital, he aprendido muchas cosas de la vida, digamos que me he hecho otro Master en vivir. Acercarme a tantas mujeres que han pasado por la experiencia del cáncer de mama, o algunas de ellas que aún lo están viviendo, o lo están pasando por segunda vez, me ha enseñado una cosa que creo que no se debe de olvidar, creo que ya en alguna ocasión he escrito sobre ello, me ha enseñado sobre la humildad. ¡Qué difícil es ser humilde! Cuántas veces pensamos eso de "a mí no me pasa", yo estoy por encima de eso...y no, la vida nos iguala a todas en estos temas. No hay unas más que otras, las edades, las circunstancias personales, da igual, ahí sólo somos mujeres, mastectomizadas la mayoría, con esa herida que se lleva en el cuerpo, pero sobre todo se lleva en el corazón, con los mismos problemas y las mismas preocupaciones, y las mismas penas.
En una de las ponencias que hubo en el Foro sobre el cáncer de mama celebrado la pasada semana en el Virgen del Rocío de Sevilla, una chica, que además era religiosa, habló de su cáncer de mama con metástasis en los huesos, y además de alucinarme el testimonio de vida que dio, me sacó la lagrimita cuando le preguntaron que si tenía miedo, y ella dijo que no, que no tenía miedo, que lo que tenía era pena, pena por estar enferma...y me di cuenta que muchas veces es eso, tenemos pena. Nos quieren ayudar y no saben cómo, los amigos, la familia, pero poco pueden hacer...porque esa pena hay que pasarla.
Pero además de esa pena, y de la rabia que da el pasar por esta enfermedad y vivir con algunas de sus secuelas, este mes de octubre me está enseñando otra cosa, me está enseñando que hay que aceptar. Cuesta mucho. Luchamos, nos revelamos, le ponemos plazos a todo esto, al menos yo, a veces me veo que estoy ahí, pero que en breve no volveré a tener relación con ese Oncomundo...y de pronto, la vida de nuevo me pone ahí. Y lo único que puedes hacer es aceptar. Qué difícil es aceptar que tú tienes unos planes, y la vida tiene otros para ti. Y seguir sonriendo. Aceptar y soltar...dejar fluir. Entregarse a los acotencimientos cuando vemos que resistirnos es absurdo, y no nos sirve para nada.
Y por supuesto, este último mes he vuelto a descubrir que hay Gente Excelente. Si, con mayúsculas. Se salen de lo normal. Están hechas de otra pasta. No hay que pasar por una enfermedad para demostrar que alguien es excelente, pero desgraciadamente es el momento en el que algunas mujeres brillan por encima de las demás. Cuántas de ellas trabajan, tienen hijos, y están allí, ayudando, colaborando, preocupándose por las demás porque pueden ayudarles con su experiencia...compartiendo. Como dice la doctora Ana Casas, que importante es compartir. Todo es mejor y menos duro cuando se comparte. Estos días a mí me han vuelto a dejar chiquitita esos monstruos de mujeres que se levantan todos los días y se ponen sus pañuelos o sus pelucas, o tienen los brazos hinchados por el linfedema, o tienen dolores por los tratamientos hormonales, o sufren porque aun no pueden reconstruirlas, o porque tienen metástasis y saben que no se van a curar, que van a cronificarles el cáncer ...y sonríen, ayudan, trabajan, se encargan de hijos, o padres mayores, mantienen su vida a pesar de todo eso. Definitivamente, y me da igual al que no le guste, y yo misma en algún momento me molesté porque me lo dijeran, pero son auténticas heroinas! Si cada uno se levanta con 10 preocupaciones cada día, ellas se levantan con 100. Que ejemplo de personas! Siempre les doy la enhorabuena, no me sale otra palabra. Y aunque me digan que no son ningunas campeonas porque hacen sólo lo que tienen que hacer y lo que la vida les ha obligado a hacer, yo les digo que no es cierto, que aquí la clave está en la forma de llevarlo, de aceptarlo, de afrontarlo. De cómo cada una se levanta cada mañana con esa mochila que pesa mucho más de lo normal, y son capaces de enfrentarse a todo. Mi admiración total para ellas.
Humildad, aceptación y admiración.
En cuanto a mí, contaros que una mastitis me llevó el pasado 1 de septiembre a urgencias. El pecho hinchado y rojo y mucha fiebre. El diagnóstico ya me dejó impactada, primero porque lo que tengo debajo de la piel es silicona, por tanto lo de "mastitis" me parecía un tanto complicado, y segundo porque era en el mismo sitio, la parte superior del pecho izquierdo, y de la misma forma que comenzó a dar la cara el cáncer en mi cuerpo en marzo de 2013. Ecografías de mamas, de abdomen, radiografías de tórax, resonancia magnética con contraste (mi temido tubo), paf, biopsia...Oncologia, cirujano de mama, cirujano plástico....toda la maquinaria activada de nuevo. Todo porque en esto del cáncer, como me dijo mi oncólogo, hay que ser cautos. Un susto con todas la de la ley. Un susto que además me ha parado planes de vida muy muy importantes para mí...y que me han sentado especialmente mal psicológicamente. Pero que no he tenido más remedio que aceptar.
Hoy tengo todos los resultados de esas pruebas y afortunadamente de ninguna se concluye que haya vuelto el cáncer a mi vida y al mismo sitio, pero tampoco sabemos muy bien qué ha provocado esa inflamación dolorosa que aún no se ha quitado. Yo pensé que se me había roto la prótesis o algo así y llamé corriendo a mi cirujano plástico, me veía como Ana Obregón en el avión que dicen que se le explotó una...aunque luego han dicho que fue un bulo pero en su día lo comentaba toda España. Pues eso creía yo. Pero no, la prótesis está intacta, puede que esté dando problemas pero no está rota. Y en esas estamos.
Este mes de octubre, lo vivo otra vez bien cerca del mundo "rosa", que hace visible a todos lo dura que es esta enfermedad, pero que a pesar de las críticas por tanto empalague de lazos y de color rosa, hay que decir que gracias a tanta movilización, tanta investigación y también a tanta solidaridad, cada día se cura en más casos. Yo el mensaje que quiero dar a todas las que estén en este oncomundo, es que es difícil, pero no imposible, y esa es la buena noticia. Me quedo con todo lo positivo que he oído estos días, de avances, de investigación, de mejora de la calidad de vida, de unión, de fuerza. Y me quedo con la sonrisa y el abrazo de todas esas mujeres que he tenido tan cerca estos días. Gracias!