Levantarme y tomarme un café recién hecho antes casi de abrir los ojos...salir de casa con el pelo mojado...ponerme una camiseta con escote en pico...qué tonterías, no? Pues sí...lo parecen, pero no lo son.
Cuando tienes que estar una serie de horas en ayunas para hacerte alguna prueba médica, echas tanto de menos ese cafelito! La semana pasada me tocó prueba, y volví a valorar mi café mañanero. Qué me gusta! No cambio por nada ese momento. Sola, en pijama aún, con la tele de fondo, calentándome las manos con el vaso, (si, porque me gusta en vaso, no en taza), así soy yo.
Lo del pelo mojado, no lo perdono! Lo había echado tanto de menos! Sonrío al oír de nuevo a mis compañeras que me quieren bien y me dicen que me voy a resfriar...llevan razón, pero es que me encanta esa sensación de frescor por la mañana! Salir de casa recién duchada y con las gotas mojándome el cuello...qué lujo!
Y lo de las camisetas...era una necesidad! Y eso que si me paso se me ve una de las cicatrices, pero me da igual, como dice Diego, es una herida de guerra y hay que lucirla orgullosa...así que lo intento.
De pronto caigo en la cuenta de que hay cosas que me gustan y me definen. Con 38 años ya esas son "tus cosas", y no hay necesidad de cambiarlas! Todo lo contrario, hay que saberlas disfrutar.
Hoy soy más consciente que nunca del lujo que es disfrutar de esas cositas...y hoy concretamente, 19 de noviembre, porque hace un año yo estaba aún en la sala de despertar después de haberme sometido a la segunda mastectomía, esta vez preventiva, y a la reconstrucción con expansores de ambas mamas. Y ahí empezó una pesadilla de dos meses, un calvario de curas, infecciones, visitas al hospital hasta dos veces al día y hasta 3 veces más de entrar en quirófano para arreglar un cúmulo de cosas que salieron mal...una Navidad dura...Cuánto dolor, el dolor físico más grande que podía imaginar. Como si tuviera un elefante sentado sobre mi pecho. Respirar dolía, mover los ojos, reír...era imposible, y recuerdo la primera vez que tosí o estornudé, qué horror! morfina, dolantina, era lo único que pedía a todas horas. Aún no me he recuperado de esos días...la verdad. Y a veces me siento afortunada porque ya han pasado y otras desgraciada porque me haya tocado vivirlos...según el día.
Mi experiencia fue muy mala, pero eso no significa que a todo el mundo le tenga que pasar. Ojo a las que me leéis y tenéis que entrar en este tipo de operaciones, que a cada una nos puede ir de una manera. No tiene porque iros mal.
Volviendo a los pequeños placeres, recordemos que hay que disfrutarlos y saborearlos porque sí, porque nos los merecemos, porque hay que pensar en las cositas que nos encantan de cada día, aunque sean así de simples, porque cada día las hay, eso seguro. Y tú, ¿disfrutas de esos pequeños placeres? Ahí os dejo hoy la pregunta...
Muchos besos!
un dia de lluvia con un te calentito, una charla con una buena amiga, un ratito de soledad y otro de compañia, la risa de un niño querido....
ResponderEliminarGracias x hacernos valorar la vida aunque haya dificultades.yo tengo una enfermedad crónica y he aprendido a vivir con ello y sacarle lo bueno siempre.Un beso. Cynthia
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